7 abr 2011

CORALINE y EL LIBRO DEL CEMENTERIO de Neil Gaiman

En nuestra biblioteca puedes encontrar varios libros de NEIL GAIMAN


CORALINE


Resumen:

Coraline se siente sola en su nueva casa. Sus padres no tienen tiempo para ella debido al trabajo. Un día, recorriendo la vieja mansión donde se han ido a vivir, descubre una puerta misteriosa que, sin darse cuenta, la introduce en un mundo al revés. Desde el otro lado del espejo descubre a unos nuevos padres que están dispuestos a otorgarle todos sus deseos, pero la condición es no volver a su anterior vida. Coraline descubre que su situación es peligrosa y decide volver, pero ahora le resulta imposible.



Así empieza CORALINE:

Coraline descubrió la puerta al poco tiempo de mudarse de casa. El edificio era muy antiguo: tenía un desván debajo del tejado, un sótano al que se accedía desde la planta baja y un jardín cubierto de vegetación lleno de viejos árboles de gran tamaño. La familia de Coraline no ocupaba toda la casa, que era demasiado grande. Ocupaba sólo una parte. En la vieja mansión vivían otras personas...


EL LIBRO DEL CEMENTERIO

Resumen:

¿Alguna vez has imaginado cómo es el mundo de los muertos? ¿Te has preguntado cómo conviven difuntos de distintas épocas, con distintas costumbres? ¿Has pensado en el universo que constituye un cementerio? Aunque conocer esta realidad no es un privilegio de los hombres, después de que su familia fuera asesinada Nad consiguió ser adoptado por el matrimonio Owens, muerto varios siglos atrás, y obtuvo la ciudadanía del cementerio.

Sus aventuras, la galería de estrafalarios seres y personajes con quienes entra en contacto y una narración que, en definitiva, conjuga el humor y el misterio, hacen de esta novela una lectura deliciosa, inteligente y original.



Así empieza EL LIBRO DEL CEMENTERIO:

Había una mano en la oscuridad, y sostenía un puñal. El mango del puñal era de brillante hueso negro, y la hoja, más afilada y precisa que una hoja de afeitar. Si te cortara, probablemente ni te enterarías, no de inmediato.El puñal casi había terminado lo que venía a hacer a aquella casa, y tanto la hoja como el mango estaban empapados.La puerta de la casa seguía abierta, aunque sólo un resquicio por el que se habían deslizado el puñal y el hombre que lo empuñaba, y por él se colaban ahora jirones de niebla nocturna que se trenzaban en el aire formando suaves volutas...

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