Así empieza:
Le dije a mi madre que no me quedaría allí. Se lo dije cuando me vino por primera vez con la idea, y se lo volví a decir cuando intentó comprarme con la nueva Xbox. Se lo repetí durante todo el camino en el autobús, y cada vez que ella me dirigía la palabra, le aseguraba:
–No voy a quedarme allí. No puedes obligarme.
Al cabo de un rato dejó de intentar hablar conmigo y charló con Dennis, enseñándole las vacas, las ovejas y los tractores por la ventana del autobús.
Pero no todo es tranquilidad.
La casa que ocupan Bobby y su familia encierra un extraño misterio que les quitará el sueño.
Una novela a medio camino entre la crueldad de la vida ordinaria y
la realidad mágica de Irlanda.
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